Para desarrollar un bienestar integral necesitamos un mayor autoconocimiento.
Hola mis queridos lectores, les presento el reto de desarrollar tu bienestar integral mediante el desafío de tener un mayor autoconocimiento. Esto lo hago porque a lo largo de mi vida me he encontrado un buen grupo de personas que se lanzan por la vida sin un propósito, sin metas claras, sin conocimiento de sus talentos y recursos que tiene. Lo paradójico es que la mayoría de esas personas anhela éxitos, buenas relaciones, buenos matrimonios, buenas carreras, buenos negocios e inclusive una vida plena y feliz. Pero muchos piensan que lo pueden lograr haciendo y haciendo cosas, y ese es el camino equivocado:
El camino correcto es “ser” antes de “hacer”, y no al revés: “hacer” para luego “ser”. Cuando descubres quién eres, tienes la mitad del trayecto ganado. Sólo unos cuantos se preguntan: ¿Quién soy?
Te has hecho la pregunta desde lo más profundo de tu corazón: ¿Quién soy? Esta es una de las preguntas más intrigantes de la vida. La razón por la que muchas personas no se hacen esta pregunta es porque se han centrado más en lo externo, “en el hacer cosas”, en aparentar o querer impresionar a los demás o estar pendiente de lo que dirán de ti, que en conocerse internamente. Por eso hoy te invito a cuestionarte: te has preocupado por vivir una vida que no es la tuya y así has malgastado tu tiempo. Te has ocupado en contentar a los demás y tú no estás contenta o contento contigo mismo. Otros no se cuestionan por qué a veces sienten un vacío o una tristeza (esta sensación también es conocida como la falta de sentido de la vida).
El constante reto al que nos enfrentamos día a día: es ser uno mismo con sus respectivas consecuencias de aceptación y rechazo; pero con la serenidad de estar en paz consigo mismo, o ser la persona que creemos, o la que los demás esperan?. Vivo para los demás o vivo y manifiesto lo que siento para poder existir. Esta experiencia compartida por muchos, la podemos iluminar con la siguiente fábula: “El Árbol Confundido”
“Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: “No sabía quién era.”
“Lo que te falta es concentración”, le decía el manzano, “si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ve que fácil es?”
– No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y “¿Ves que bellas son?”
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
– No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución. No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior. Y dicho esto, el búho desapareció.
– ¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…?, se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
– Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no ere un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje… Tienes una misión “Cúmplela”. Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Y tú… ¿dejas crecer el roble que hay en ti?
En la vida, todos tienen un propósito que cumplir, un espacio que llenar.
No permitas que nada ni nadie te impida conocer y compartir la maravillosa esencia de tu ser.
Que es el autoconocimiento?
- Según el Dr. Jorge Bucay “El autoconocimiento: es aquella capacidad que tenemos de introspección para reconocernos como un individuo y diferenciarnos de los demás; nos ayuda a la construcción de una identidad personal. Cuando decidimos comenzar un camino hacia el autoconocimiento o que tenemos cierto malestar que necesitamos realizar un cambio, el proceso va en sentido contrario. Mirarnos desde adentro revisando aquellas concepciones que las hemos hecho propias y cuestionar su funcionalidad”.
Tendremos que despojarnos de muchas de las concepciones que fuimos adquiriendo cultural y familiarmente a lo largo de toda nuestra experiencia de vida. Otros aspectos los pondremos en estado de revisión para así quedarnos con lo que realmente coincide con nosotros mismos y desechar aquello que ya no nos es útil para nuestro bienestar integral.
Para lograr saber quiénes somos y lograr ciertos cambios será necesario abrir un proceso de limpieza interna, desechar todo aquello que nos hemos tragado inconscientemente sin cuestionar y que lastima nuestra autovaloración.
¿El autoconocimiento nos ayuda al crecimiento personal?
Este objetivo terapéutico nos invita a tomar las riendas de nuestras vidas, ser los verdaderos protagonistas de nuestras decisiones y no vivir la vida de acuerdo a la expectativa de los demás o en piloto automático. Este es un proceso que lleva tiempo y muchas veces nos desconcierta, pero es necesario pasar por él, para encontrarnos con nuestra propia esencia. Para descubrir lo que realmente somos.
Existen algunas preguntas que podemos hacernos para guiarnos más fácilmente hacia el camino del autoconocimiento, como, por ejemplo:
- ¿Cómo me siento con respecto a mi pasado?
- ¿Cómo me siento en el presente?
- ¿Cuáles son las cualidades que más me gustan de mí?
- ¿Cómo me siento junto a las personas que tengo alrededor?
- ¿Cómo suelo reaccionar ante el estrés?
- ¿Cuáles son las cosas que más me decepcionan?
- ¿En qué cosas siento que debería mejorar?
- ¿Cuáles son las cosas que realmente me gustan y me motivan?
- ¿Qué es lo que espero en el futuro?
- ¿Cómo me gustaría que fuera mi vida?
- ¿Qué podría hacer o cambiar para que mi vida actual se asemejara, de forma realista, a aquello que me gustaría vivir?
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